Carlos Boyero entra en un bar

No tengo el placer de conocer a Carlos Boyero. Supongo que a él eso le importa bastante poco y a mí, más allá de la fría extrañeza que me supondría estrechar la mano con la que sujeta su pluma afilada, tampoco. Me lo imagino en los pases de prensa, armado con su libretita Moleskine yContinue reading “Carlos Boyero entra en un bar”