Teresa es pasar la vida como una aventura clásica, liderar una revolución naranja y saber que en la mano tienes la última voz de una timba a las dos de la mañana.Teresa es saber que no importa pasar hambre y guerra porque siempre hay fuerzas para seguir luchando. Teresa es comprender que estamos solos en este mundo, a pesar de llamadas telefónicas y cartas.
Teresa es tener siempre la razón sin tenerla, construir una teoría del todo y de la nada. Teresa es entender que las plantas piensan desde abajo y que podarlas no sirve de nada. Teresa es explicar un mundo desfigurado, en el que los que producen, son los que acaban llevando nada a casa.
Teresa es un “ya te lo había dicho” que se repite en un estallar de carcajadas. Teresa es un vaso de vino aguado y lágrimas que escapan como dando saltos. Teresa es ese pasado que siempre fue mejor y a veces, el amargo presente que nunca encanta. Teresa es un twingo vestido de insultos morados que se deslizan inocuos por la ventanilla del copiloto.
Teresa es una fotografía al pájaro que se ha caído del nido. Teresa es un ovillo de lana con el que juegan los gatos. Teresa es esa caricia amable que regalas a un perro desahuciado. Teresa es una tortuga clandestina que viaja en el fondo de un vaso de plástico. Teresa es una colección de cactus que crecen hasta el infinito en un balcón romano.
Teresa es ceniza India e incienso, oms que rompen la monotonía pesada del domingo y pizzas engastadas entre tres rosas. Teresa es esa luz de jueves que se escapa por las vidrieras de una iglesia y un aplauso que rompe las manos hasta que se quedan sin fuerzas.
Teresa es un tarot que cuenta medias verdades que no hacen daño y cartas que pronostican 12 meses el primer día de cada año. Teresa es una maleta llena de regalos que viaja en clase turista. Teresa es un souvenir de plástico, un abanico de euro y un mechero del Simago. Teresa es un sari de seda, un elefante encerrado en un huevo de alabastro, “shivas” y “ganeshas” y el incienso que cada noche quema junto a un retrato.
Teresa es un Derrik, un Colombo y Angela Lansbury en “La signora in giallo”. Teresa es esa joven esposa a la que obligan a casarse con una boa kilométrica, un anciano con siete cabezas, tres piernas y cuatro manos. Teresa es un crucigrama que se resuelve en tumbona de playa. Teresa es el lamento por las hojas que nadie barre, los baches que nadie tapa y los funcionarios que al parecer, nunca trabajan. Teresa es un “rasca y gana” después del último plato.
Teresa es la promesa de una visita en sueños, que se cumple en primavera. Teresa es una nonna, mi nonna, nuestra nonna.