Los Clutter era una familia normal. Herbert y Bonnie eran conocidos y respetados por todos en Holbom, Kansas. Sus dos hijos, Kenyon y Nancy iban al colegio. La familia entera no faltaba a misa los domingos. Se implicaba con la comunidad. Herbert lavaba en el porche su coche los domingos y a Bonnie le gustaba tomar el té con sus amigas y compartir chismorreos del pueblo. Los cuatro eran el arquetipo del sueño americano en la década de los cincuenta. Vivían sin grandes lujos, pero no les faltaba de nada. Generosos, empáticos, trabajadores y sanos.
Y sin embargo la noche del 15 de noviembre de 1959, Perry Smith y Dick Hickock entraron a la casa de los Clutter y después de inmovilizar a los cuatro miembros de la familia, registraron el inmueble buscando una supuesta caja fuerte repleta de dinero. Al no conseguir nada, procedieron a asesinarlos uno por uno.
Este es el inicio de la desgarradora “A sangre fría”, de Truman Capote. Recuerdo haber leído el libro hace diez años y desde entonces, no he podido olvidarlo. No sólo por la calidad de un relato que es excepcional, sino por la sensación de estar leyendo en todo momento, el mejor reportaje periodístico de la historia.
“A sangre fría” es periodismo en estado puro. Es un libro que nace de una noticia de menos de trescientas palabras, publicada en el New York Times, el 15 de noviembre de 1959. El artículo dice así:
Holcomb, Kan., Nov. 15 [1959] (UPI) — A wealthy wheat farmer, his wife and their two young children were found shot to death today in their home. They had been killed by shotgun blasts at close range after being bound and gagged … There were no signs of a struggle, and nothing had been stolen. The telephone lines had been cut.
—The New York Times
Una noticia que para muchos no pasaría de ser más de un breve de agencia, interesó lo suficiente a Capote como para viajar a Kansas e investigar los crímenes en persona. Le acompañó su amiga de infancia Harper Lee, que posteriormente ganaría un Pullitzer por “Matar a un ruiseñor”. Fue una investigación dura. En primer lugar porque en los años cincuenta, pocos parecían dispuestos a hablar abiertamente con un homosexual reconocido como Capote. En segundo término, el espantoso crimen había dejado más que tocada a Holbom, una población que en su historia no había tenido que lidiar con este tipo de asesinatos.
Desde luego, no hubiese sido posible sin la complicidad de Lee, que era en última instancia capaz de abrir las puertas a Capote y granjearse la amistad de los vecinos. Entre los dos sumaron más de 8.000 páginas en notas, que reflejaron distintas entrevistas con policías, testigos, conocidos de la familia, etc. A lo que siguió el seguimiento de una investigación policial que terminó con la detención de Perry Smith y Dick Hickock, su juicio y su posterior condena a muerte.
El libro no fue terminado hasta después de la ejecución de los dos asesinos (que por supuesto fueron entrevistados por el propio Capote). Para su publicación, se escogió a la revista “The New Yorker”, que lo ofreció en cuatro entregas, siendo la primera el 25 de septiembre de 1965. Posteriormente Random House lo publicó como libro completo en enero de 1966.
A pesar de que el libro como hemos explicado, narra todos los hechos tal y como ocurrieron, no ha estado exento de polémica. Se dice que algunas escenas nunca ocurrieron y que algunos de los diálogos que se muestran podían haber sido inventados por el propio Capote. Nada de esto se ha confirmado pero aún así, no le quitaría un ápice de validez a uno de los libros con los que se inauguró el New Journalism
Dos precisiones.
Perry Smith y Dick Hickock, ingresaron a la casa de la familia Clutter aproximadamente a las 11.30 de la noche del sábado catorce de noviembre de 1959.
En la noche de ese catorce de noviembre, Nancy Clutter escribe en su diario “Vino Bobby, se fue a las once”.
Los cuerpos fueron descubiertos alrededor de las nueve y treinta de la mañana del domingo quince de noviembre. Posteriormente, el medico forense a cargo de las autopsias estimo que los asesinatos se cometieron entre la una y dos de la mañana de ese día.
Los hechos sucedieron en el pueblo de HOLCOMB, “ubicado en las altas llanuras trigueras de Kansas”, como señala Truman Capote al iniciar su extraordinaria novela “A sangre fría”.
Saludos.