Una de las noticias que más nos han llamado la atención (o no) a los que nos dedicamos a esto del periodismo, es el cierre de “The Daily” el medio de comunicación que Rupert Murdoch había ideado en un principio para ser consumido exclusivamente en el iPad de Apple y que posteriormente, se trasladó a las tablets de Android.
Según ha declarado el propio Murdoch, el periódico que iba a revolucionar la forma en la que consumimos información, “desafortunadamente no ha logrado encontrar una audiencia suficientemente grande” para que el grupo se pueda plantear que es un modelo “sostenible a largo plazo”.
¿Qué es lo que ha pasado? ¿No iban a ser los nuevos medios los que salvasen el periodismo? ¿No iban a ser las nuevas ventanas de exposición (tablets, smartphones) los grandes protagonistas, aquellos que iban a “obligar” al usuario a pagar por la información? Por supuesto, una de las razones del fracaso de “The Daily” se debió que fue un proyecto completamente sobredimensionado en el que, durante su fase de lanzamiento, Fox Corp invirtió más de 25 millones de euros. Pero hay más motivos para un fracaso que, en buena medida, afectan (o van a afectar) a la mayoría de las publicaciones que se hacen “pensando en el iPad”.
No quiero un PDF de 700 MB
Uno de los principales problemas de las publicaciones digitales es precisamente ese: ocupan demasiado espacio. Aunque al principio llama la atención descargarnos una publicación que presume de nueva y “revolucionaria”, pronto nos cansamos de tener que descargarnos más de 500 MB cada vez que queremos leer el nuevo número de una revista.
Y el problema no es sólo el tamaño de la descarga, sino lo que obtenemos a cambio. Básicamente un PDF de impresión en el que han incrustado algunos vídeos, alguna animación original y poco más. Puede llamarnos la atención al principio tener esas ilustraciones interactivas, pero pronto se pierde ese efecto Wow con el que nos quieren sorprender. Es decir, que con toda la tecnología que ofrece un producto como el iPad ¿Todo lo que pueden hacer es darnos un PDF? Es normal que el lector encuentre una cierta desconexión entre el continente y el contenido porque por primera vez se altera la clásica regla que el medio de comunicación cambia la forma en la que se comunica.
Se trata de la información idiota
Aunque suene a tópico, vivimos rodeados de información, tanta que estamos en un momento de auténtica saturación. De hecho resulta sorprendente que al leer los periódicos por la mañana una noticia nos llame realmente la atención. De forma similar las revistas “preparadas” para el iPad han dejado de llamarnos realmente la atención.
Desde luego puede que nos ofrezcan algunos contenidos interesantes, algunos reportajes de calado pero…¿cuántos contenidos nos resultan realmente novedosos? ¿Cuántos no hemos tenido la oportunidad de leerlos ya en su web? ¿Sobre cuántos no hemos leído en otras webs?
En cierta forma, los editores están plasmando todos esos contenidos en un PDF sin tener en cuenta que el mundo informativo que les rodea ha cambiado sustancialmente. Quedan en una tierra de nadie en la que no saben si están compitiendo contra el papel o contra el producto 100% digital, renunciando a los puntos fuertes de ambos productos y copiando muchos de sus defectos.
¿Por qué es necesario esperar todo un mes para recibir un PDF de 300 páginas? ¿No sería más interesante una actualización semanal o diaria con dos o tres contenidos de gran calidad? En el caso de los diarios, ¿Por qué nos tenemos que descargar un PDF diario? ¿Por qué no una fórmula en tiempo real que compitiese en calidad con lo que se está ofreciendo en la web? ¿Estarían los lectores dispuestos a pagar por algo asi?
¿Cuánto queremos pagar?
Como hemos visto hasta ahora una de las razones del fracaso de estas publicaciones es que se ha intentado trasladar un producto “analógico” en seria crisis y con una sangría constante de lectores a otro digital. Han cambiado las formas, pero no el fondo. Y esto no sólo ocurre con los contenidos, sino también con la forma de pagar por el contenido.
Porque siguiendo el modelo de las viejas revistas de papel, han seguido apostando por el “todo o nada” , es decir: o te suscribes y pagar por todos los contenidos que te ofrecemos o no te damos nada. Y es más: ese “o te suscribes” lo es a un precio que sigue la estrategia errónea de los eBooks: un ejemplar individual por tres euros y un año por 30 euros.
¿Dónde están aquí los modelos freemium que sí funcionan en otros sectores? ¿Por qué no puedo hojear parte del contenido y decidir si quiero comprar el número entero? (es algo que sí que empieza a hacer bastante bien Zinio por ejemplo). Pero más allá de eso, ¿Por qué no me puedo suscribir únicamente a la sección de la revista que me interesa? Si lo único que quiero leer son grandes reportajes, ¿Por qué tengo que pagar por 100 páginas de noticias o cotilleos?
Son sólo algunas ideas las que lanzo aquí, pero desde luego creo que es un tema sobre el que merece la pena reflexionar.