Twitter no es únicamente un hervidero de opiniones, de enlaces a medios de comunicación y otras webs, de pequeños relatos de nuestra vida personal. Twitter es, desde hace tiempo y cada vez más, una pequeña “dictadura” (añádanse las comillas que se estimen oportunas en cada caso) del trending topic.
Ya sean globales, nacionales o locales, los trending topics tienen una función doble. Por un lado sirven para descubrir cuáles son los temas más candentes del momento, permitiendo al twittero participar en la discusión, bien como mero espectador, bien aportando su granito de arena (en forma de tweet o retweet). Pero por el otro, el mero hecho de mostrar públicamente cuáles son los temas del momento, de explicitarlos de manera visible, condicionan y mediatizan necesariamente dicha conversación.
Pongamos un ejemplo para ilustrar esta situación. A la hora de escribir este artículo, uno de los trending topics que descubro cuando entro en mi cuenta en esta red social es “Nacho Vidal”. En principio a la hora de entrar en Twitter, no tenía ninguna intención de escribir ningún tweet sobre el conocido actor porno, pero como me llama la atención pincho en el enlace.
Descubro que se habla de su implicación en una red de fraude masivo a Hacienda en connivencia con empresarios chinos. Tras leer algunos tweets (algunos realmente graciosos), decido participar. De esta forma contribuyo a que la noticia siga siendo trending topic, sea vista por otros usuarios, etc. Hasta aquí nada nuevo. Pero ¿Se puede “fabricar” un trending topic? ¿Se puede dirigir la conversación hacia un terreno que nos interesa? Es algo que no está del todo claro y tener una respuesta definitiva haría las delicias de todos los departamentos de marketing de empresas, partidos políticos y demás “entes” afines.
Lo que no han faltado desde luego son los intentos, más o menos afortunados. Si se invierte mucho dinero (estoy pensando en la campaña electoral de Obama para las elecciones de 2008) desde luego se puede mediatizar la conversación. En ese caso el fenómeno se consiguió gracias a miles de “voluntarios” que apostaron por las redes sociales en un momento en el que todavía no habían alcanzado la mayoría de edad y que eran vistas con cierta “inocencia” desde el exterior.
Otro episodio que ocurrió hace no tanto tiempo fue el agrio debate que se vivió en torno a la aprobación de la Ley Sinde. Fue sin duda la primera vez que una parte de la comunidad internauta consiguió sentarse en una mesa de discusión (que no de negociación) con distintos representantes políticos para en este caso, manifestar su disgusto con una nueva ley tachada de injusta y desproporcionada.
Uno de los argumentos que esgrimían autores y representantes de la industria cultural consistía en que no se sentían representados por un grupo de personas a los que los medios de comunicación habían tildado de “representantes de los internautas”. ¿Quién los había elegido? ¿Quién les había dado voz y voto? Eran dos de las preguntas que solían escucharse en esa época.
Desde luego eran personas conocidas en determinados nichos de Internet, pero sin lugar a dudas su notoriedad se disparó por la repercusión que sus opiniones tenían en las redes sociales y aquí lo que he denominado como “la dictadura del trending topic” jugó un papel fundamental.
Otros movimientos como el 15M, el 29S etc. se han beneficiado en menor o mayor medida de esta “dictadura” sin que se entienda este término como algo negativo, sino como una realidad que no puede obviarse. Sin embargo y a pesar de todo lo expuesto hasta ahora, creo que de momento es difícil encontrar en este fenómeno algo que vaya más allá de una intención sincera de hacerse oír y de influenciar de forma legítima a la opinión pública. Esto no quiere decir que no haya habido intentos en sentido contrario (de momento con un éxito muy escaso), pero no estaría de más estar atentos. – por lo que pudiera pasar –
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